Ray Loriga narra la amistad entre hombres en su regreso a la escritura tras librar la muerte

Sin otro motivo que el libre albedrío, Luiz, un hombre de poco más de 50 años decide recurrir a la muerte asistida. Al descubrir sus intenciones, su amigo Yorick intentará evitarlo, con ayuda de otros amigos cercanos. Narrada en primera persona, Cualquier verano es un final, una historia de amistad entre varones es la primera novela que Ray Loriga publica después de haber sido operado de un tumor cerebral a finales de 2019.

La vida desde niños se hace soportable en gran medida gracias a la amistad”, dice Loriga en entrevista con El Sol de México, a propósito de esta entrega. “Era una cosa que tenía muy clara desde el principio, salir con una literatura grácil, una escritura armoniosa, hermosa y dulce, nada marcada por dramatismo, ni tinieblas y tampoco heroísmo ninguno, porque en la enfermedad uno casi tiende a ser un espectador”, confiesa.

Hay amistades que van cambiando, amigos que se pierden y vienen otros, y algunos que duran una vida, pero esa sensación de buscar en otro una placidez propia, no competitiva, no remunerada de ninguna forma, que no es un intercambio de favores, es provechosa para tu mente, para tu espíritu, no es cuantificable y es bello que así sea”, agrega.

HOMBRES AFECUTOSOS

Con tal de salvar a LuizYorick está dispuesto a morir, como una prueba máxima de su amistad, algo que poco se ve en la realidad.

En el mundo hispano en general, el hombre parte de patrones y clichés de padres a hijos, parece que ser dulce, emocionarse y relatarlo está prohibido, son como síntomas de debilidad y un poco contra todo aquello va el libro.

El hombre como especie masculina tiene poquita cosa de qué sentirse orgulloso, tanto en el trato con las mujeres como con ellos mismos, es algo que siempre me ha parecido innecesario, obsoleto, limitante en todo tipo de relación”.

El otro tema de la novela es la muerte y se propuso con esta emotiva trama, “lidiar con un tema tan denso, tan trágico, tenebroso, que tanto miedo produce”, como la muerte de un ser querido , de una forma amable y hasta divertida. Aunque, apunta, “la muerte ajena es otro tema, eso sí que es terrorífico”.

Yorick, el protagonista de esta novela, estuvo clínicamente muerto durante unos minutos a causa de un derrame cerebral, algo parecido a lo que vivió el propio autor. “Le presto una experiencia que acababa de vivir para que el personaje empiece a ser; me siento más seguro cuando creo un personaje utilizando ciertos mimbres de mi propia experiencia para crear luego un cesto que es pura ficción”, explica.

La discusión sobre la eutanasia, dice, es necesaria, pues, “cuando uno escribe un libro elige un final, es una de tus prerrogativas, termina dónde y cómo lo has decidido, trasplantando esto a la vida, la vida no te suele ofrecer las oportunidades de acabar en el capítulo que quieres, te arrastra cien capítulos más lejos o a unos finales que a veces no son los que hubieras soñado”.

Tras señalar que en casos de agonía, “nadie tiene derecho por su propia fe, con otra escala de valores, otras creencias incluso, a dejar que otros sufran, no le veo lógica alguna”, el autor de Rendición (obra ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2017), asegura que incluso en el grado máximo del libre albedrío que plantea en la novela, “creo que es un derecho inherente al ser humano terminar en el capítulo que uno elige”.

En una parte de la novela, el protagonista expresa que “la vida de cualquiera no tiene mayor relevancia”, y es que, señala Loriga, nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos. Los dos personajes del libro viven plenamente, son disfrutones de sus alegrías, de sus espacios, no son nada dramáticos, me da la sensación que sí, en la realidad nos tomamos este asunto de vivir como si fuera la gran obra, en la que somos los actores principales”.

Dicho por alguien que es considerado ‘el rockstar de la literatura española’, parece una contradicción, pero aclara: “Como escritor de puertas adentro, me satisface, me emociona haberme dedicado a esto, haber pasado toda mi vida entre mis dos grandes pasiones, leer y escribir, pero esa es mi elección personal y a mí me satisface, cada uno se busca una pasión, o debería buscarla, eso es muy importante desde dentro, pero le veo poca anécdota desde fuera

No sé si por la circunstancia que pasé, de una enfermedad grave y ver cómo eso nos hace tabula rasa y nos iguala a todos de tal manera que la cama del de al lado es igual que tú, y ahí nadie ya tiene ninguna relevancia especial, ya seas presidente del gobierno, deshollinador o Premio Nobel, da exactamente lo mismo y eso me parece positivo incluso. Nunca pensé que fuera un rockstar de nada, son comentarios a lo mejor elogiosos, como ‘enfant terrible’, ‘rockstar’, pero lo único que he hecho toda mi vida es leer y escribir, tiene poca peripecia emocionante, la emoción intento que esté en las páginas del libro”, finaliza.

 

SOL DE MÉXICO